El último domingo el afiliado de la UCR Radical fue a las urnas para elegir nuevas autoridades del Comité Provincia -también en los diferentes distritos, pero en algunos hubo lista de unidad como en Ramallo-y aún hoy, desde ambos bandos sostienen que ganaron, y hasta sugieren que pasaron cosas raras en el momento de concurrir a votar.
Por un lado, Pablo Domenichini, candidato de Manes, Lousteau y Yacobitti, se adjudicó el triunfo, aunque aclaró que de manera apretada, pero, por el otro lado, Miguel Fernández, el candidato de Maximiliano Abad, sostuvo que él fue el ganador -en ese sentido también se pronunció la Junta Electoral-, y así lo expresó por sus redes sociales.
Lo cierto es que en este tire y afloje, van a pasar unos días para que el derrotado acepte el resultado, pero, desde afuera, da la impresion que estos y otros dirigentes del centenario partido de la república argentina, no se dan cuenta que mientras ellos pelean por una victoria menor, hubo un gran derrotado, y es el propio radicalismo.
¿Por qué? Porque no se dan cuenta que, con este tipo de actitudes internas, mezquinas, no hacen más que darles la razón a quienes piensan que los políticos argentinos están en la chiquita.
Se acostumbraron a acompañar
¿Cuánto tiempo hace que el radicalismo dejo de ser un partido importante para ser un simple partenaire en el ámbito nacional? Si la memoria no falla la última vez que fueron protagonistas de verdad fue con la candidatura de De la Rua -que fuera elegido presidente por la Alianza-, y así nos fue. Después, más acá en el tiempo, fueron segundos del Kirchnerismo, cuando armaron la Concertación Plural pasando a ser Radicales K -¿Se acuerdan los dirigentes de esos años que en Ramallo se escondían las banderas del partido en las conferencias de prensa para que no salgan en las fotos y las imágenes televisivas?, después fueron meros acompañantes de Mauricio Macri -ahí casi que fue peor porque terminaron peleándose cuando algunos querían ir con Sergio Massa-, y ahora, la pelea está entre los que se quieren ir con Miley y quienes quieren barajar un poquito más las cartas para no pifiarla y ver donde podrían salir más beneficiados.
Osea, el radicalismo se acostumbró a ser segundo de otros. En Ramallo lo fueron de Perie, después se dividieron entre Perie y Gianmaria, y ahora están desesperados porque no saben para donde ir.
Solo unos pocos y sin importarle los posicionamientos personales, pero si pensando en recuperar el partido, creen que tienen que ir con gente propia, poner la cara, y volver a ser la UCR de antaño ya sea en las próximas elecciones, en las otras o cuando se pueda.
¿Lo podrán hacer? Vaya uno a saber.
Pobre Raúl…
Lo cierto es que el pobre Raúl Alfonsín -a quien también negaron en algún momento, pero una vez muerto pesó a ser un prócer-, después del papelón de su hijo “Ricardito” -el que desde lo político nunca llegó a ser Ricardo-, que, de golpe y porrazo, se hizo Kirchnerista, y los papelones del partido de los últimos años, se debe estar revolcando en su sepultura en el cementerio de La Recoleta.