Sin dudas que lo mejor de la final entre Defensores y Regatas, estuvo afuera de la cancha. El local, prácticamente completó la tribuna popular y ocupó la mita de la cabecera que da a calle Sarmiento, que es donde se ponen los más bullangueros.

Regatas, también trajo mucha gente y colmó la otra cabecera, por lo que la final tuvo un marco acorde.

Pero, en un momento dado, se temió que el partido no se fuese a disputar, porque a veces la pasión le gana a la pasión y en medio de la alegría se hacen cosas de las que después se pueden arrepentir.

Cuando aún no habían empezado el partido y ambos capitanes se encontraban en pleno sorteo junto al árbitro, se escuchó el ruido de una bomba de estruendo.

Instantes después de la explosión se ve como Furlan cae en el piso tomándose la cabeza en una clara muestra que el ruido al menos lo había conmocionado.

Auxiliares de uno y otro equipo lo fueron a asistir, y luego de unos minutos de hacerlo en el campo de juego, el arquero náutico fue trasladado al vestuario visitante.

“Dice que la bomba le explotó cerca del cuerpo y le quedó un zumbido en el oído. Vamos a esperar unos minutos para ver si se recupera”, comentaba por esos momentos el árbitro del partido.

El golero visitante se recuperó y el partido se jugó con normalidad, pero en un momento dado la disputa del partido corrió riesgo y todo por una acción que pudo haber jugado en contra de los intereses de Defensores.

Seguramente las autoridades tendrán que tomar nota para la final y que este tipo de situaciones no se repitan.