(Fotografía Diario La Opinión de Pergamino) – Este lunes, una vez más desde que fuera beatificada en 2012, la ciudad de Pergamino se vistió de fiesta para honrar a «la flor del Huerto» como se apoda a la beata María Crescencia Pérez.

Por ello las actividades comenzaron temprano ya que durante esta mañana fueron varias las que se desarrollaron en la Capilla del Colegio Nuestra Señora del Huerto.

Por la tarde tuvo lugar la tradicional procesión con la imagen de la beata alrededor de la Plaza Merced y con posterioridad, se celebró la misa central que estuvo presidida por el delegado Episcopal para las Causas de los Santos de Argentina, Monseñor Santiago Olivera.

La vida de «Sor dulzura»

La vida de la hermana María Crescencia Pérez se desenvuelve en el breve arco de tiempo de 35 años, entre el 17 de agosto de 1897 y el 20 de mayo de 1932 y en áreas geográficas bien circunscriptas: Argentina y Chile.

Crescencia nació el 17 de agosto de 1897 en la localidad bonaerense de San Martín y al ser bautizada recibió el nombre de María Angélica Pérez.

Entre 1907 y 1914 realizó los estudios primarios y la capacitación profesional en el Hogar de Jesús de Pergamino.

En 1915 hizo su ingreso a la vida religiosa en la Congregación de las Hermanas del Huerto, en Villa Devoto, vistiendo el hábito religioso desde 1916 y tomando el nombre de Hermana María Crescencia.

Los primeros años de su vida religiosa los dedica a la niñez siendo catequista y docente. Una segunda etapa de su vida tiene como destinatarios a los enfermos. A consecuencia se contagió una tuberculosis pulmonar por lo que las hermanas de la Congregación le recomiendan instalarse en Vallenar Chile, un sitio más favorable para su salud. Allí Crescencia se entregó al servicio de sus hermanos enfermos. Meses después su salud se deterioró. En los últimos minutos de su vida, Crescencia pidió a las hermanas que rezaran alguna oración al Sagrado Corazón de Jesús.

En el colegio de Quillota, el día de la muerte de Crescencia, sintieron un fuerte aroma a violetas por eso hasta nuestros tiempos se la asocia con dicha flor.

El 17 de noviembre de 2012 el Sumo Pontífice Benedicto XVI la proclamó beata y así la Iglesia reconoce la heroicidad de sus virtudes, presentándola como modelo de vida cristiana y ejemplo de santidad.

Su tumba, en la Capilla del Huerto es visitada constantemente por numerosos peregrinos que, de todas partes del país y de los países limítrofes, vienen a venerar su cuerpo, pedir ayuda o agradecer favores.